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Mejier es la ciudad más al norte de Astama, antes de llegar a la gran fortaleza del norte de Vrimavska, por lo general vive de punto comercial y de nexo entre las ciudades aledañas y la carretera del príncipe (que cruza toda Astama y su punto final es Vrimasvska). Sus habitantes han estado en continua reducción desde el comienzo de la Guerra de Independencia Astamience hasta los comienzos de la crónica de Frió hasta los huesos, donde la ciudad fue abandonada por sus, últimos, 48 habitantes. El único que se quedó, algunos dicen por testarudo, otros por valentía, fue el Sacerdote Sergei.

Antes de la Guerra.[]

Mejier era un centro comercial importante en el Norte de Astama, siendo la casa del Duque de Mejier, quién administraba todas las tierras aledañas. Por lo general era un punto de encuentro con el resto de pueblos: como la caleta de Krenca, el puerto estival de Tatriansky y la gran fortaleza de Vrimavska.

También, poseía minas de hierro y estaño, las cuales le trajeron riqueza a la ciudad. Aunque, con la creación del enclave minero de Kipter, la cantidad de habitantes comenzó a bajar rápidamente.

Durante la Guerra.[]

Al declararse la independencia de Astama, el Gran duque de Mejier, levantó las levas y marchó hacia el sur para prestar armas en la lucha contra el Imperio. Muchos de los habitantes de esta ciudad comenzaron el arduo viaje envalentonados por la compañía de su señor.

Durante el año 3442, un grupo de 20 legionarios y un inquisidor, desembarcaron en la aldea de Krenca, y la gente que quedaba en Mejier fue en su auxilio comandados por la heroína local Lýa, hija de un hombre caído en desgracia por su participación en la sublevación de los Králs.

Esto llevó a que los pueblerinos de Mejier, tomasen armas y participaran del Incidente de Krenca, en donde murieron los 21 inquisidores, pero cayeron un total de 100 astamiences. Es aquí donde pereció gran parte de la fuerza masculina que quedaba en el pueblo. También, el liderazgo de Lýa le levantó como heroína del norte y algunos bardos corrieron la voz por los pueblos de Astama, algunos por iniciativa propia y otros por pagos del Príncipe Vlad, para usar el incidente como propaganda política.

Actualidad[]

Durante la crónica frió hasta los huesos, una circense llamada Adeline, entró en Mejier en busca de un sueño que se le escapaba de las manos, encontrándose con un tabernero que añora conocer el mundo llamado Arlic y un paladín de Centur llamado Sir Rodvok Lewis, perteneciente a la orden de Shulz. Este pequeño grupo de aventureros, junto a Lýa, aceptaron el trabajo encomendado por la llamada madre de la mitad del pueblo, Tata Mira, quién, les envió ayudar a su hija Zivka con unos bandidos.

Los aventureros acabaron con los bandidos, sin embargo, se encontraron con criaturas extrañas y nunca antes vistas, aunque consiguieron perceberar y salir adelante. No obstante, en la cueva se encontraron con una Zivka muy dañada que decía estar ahí desde hace 3 semanas, desconcertados descansaron en la cueva y procedieron a salir de vuelta al pueblo; solo para encontrarse que veían el cielo verde y con personas que habían previamente matado levantadas.

Al volver al pueblo, fueron a investigar la casa de Zivka y allí encontraron una puerta oculta, que llevaba a un túnel subterráneo, le siguieron y encontraron la Tumba de los Mil Guerreros, quienes eran unos héroes de mitología. Sin embargo, estos cuerpos comenzaron a levantarse mientras una voz les hablaba y les pedía algo de su sangre, lo que llevó a los aventureros a escapar entre sangre y sudor. Al fin fuera de esas catacumbas, y luego de convencer a Tata Mira y Slava el Blanco, los aventureros lograron convencer al pueblo de abandonarlo por los peligros que acechaban bajo tierra.

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